‘Contrarreloj’, crítica: no hay quien te saque del pozo Cage

Cuanto más tiempo pasa, más cuesta recordar aquellos tiempos en los que Nicolas Cage no daba vergüenza ajena. Tiempos en los que, pese a sus innegables limitaciones interpretativas, lograba cumplir con su trabajo y caerle más o menos simpático al espectador.

Incluso hubo una época en la que Cage molaba. Sí, de verdad. A mediados-finales de los noventa, en Hollywood quisieron convertirlo en una estrella y en todo un héroe de acción, y vaya si lo consiguieron.

Sirvan como prueba de ello películas como ‘La Roca’, ‘Cara a cara’, ‘Con Air’, ‘Ojos de serpiente’ o ‘60 segundos’… Pasatiempos que en su mayoría, librándose uno de prejuicios, resultaban la mar de disfrutables.

Entre medias, Cage también se dejaba ver en producciones dramáticas con el fin de evitar el encasillamiento y exigirse más como actor. Pero llegados un buen día su carrera empezó a tambalearse peligrosamente e ir cuesta abajo a una velocidad vertiginosa.

Esto ocurrió más o menos después de ‘El señor de la guerra’, el último trabajo de su reciente filmografía que merece la pena rescatar/recordar.

Después de aquella, la carrera de Cage ha sido un cúmulo de malas decisiones, de aceptar guiones sin mirar, de venderse al  mejor postor, de lucir ridículos peluquines y de rodar subproductos como churros (algunos de ellos, acabando directamente en las estanterías del videoclub).

No le vamos a negar algún que otro acierto puntual (su papel en ‘Kick-Ass’), y puede que no todos sus trabajos comerciales hayan sido esperpentos (’El aprendiz de brujo’ se dejaba ver…), pero es evidente que Cage ha terminado convertido en una parodia de sí mismo; en un actor víctima del negocio, que trabaja sin parar única y exclusivamente por la pasta y sin apenas asumir riesgos.

Y su último y rutinario thriller de acción, ‘Contrarreloj’, no va mejorar esa imagen que ahora tenemos de él.

Will Montgomery (Nicolas Cage) es un veterano ladrón de bancos que, tras ser traicionado en un atraco, es condenado a 8 años de prisión. Tras cumplir con su condena,  sale de la cárcel dispuesto a empezar una nueva vida dejando atrás su pasado criminal e intentando reconstruir su relación con su hija Allison.

Pero entonces aparece Vincent (Josh Lucas), un antiguo socio que secuestra a Allison y le exige a Will diez millones de dólares a cambio de volver a verla con vida. Con sólo unas pocas horas para conseguir el dinero, a Will no le queda otra que volver a las andadas y dar un último gran golpe que le permita recuperar a su hija.

‘Contrarreloj’ supone el reencuentro de Nicolas Cage y el director Simon West quince años después de la gloriosa ‘Con Air’ (a la que se le hace algún que otro guiño).

Los tiempos han cambiado y las carreras de ambos han ido a menos, si bien West ha recuperado últimamente algo de crédito gracias a la resolutiva ‘The Mechanic’ y, sobre todo, a ‘Los mercenarios 2′.

Ahora bien, su eficiencia (bastante notable) tras la cámara poco tiene que hacer esta vez con el guión repleto de topicazos que ha escrito David Guggenheim, autor de ‘Safe House’ (aka ‘El invitado’).

Lo cierto es que el inicio augura una película mejor de la que luego nos encontramos.

Sus primeros minutos, en los que Cage y su pandilla bordan casi hasta el último segundo un atraco a un banco, es de lo mejorcito de estos 96 minutos de trepidante persecución a contrarreloj. Además incluye una persecución automovilística que, sin ser especialmente espectacular, resulta bastante resultona gracias a la mano de West.

Pero estas buenas vibraciones no tardan en derrumbarse cuando la película nos traslada ocho años después en el tiempo, con Cage fuera de la cárcel intentando recuperar el tiempo perdido con su hija y su ex compañero de robos haciendo todo lo posible para que dicha tarea sea aún más complicada de lo que parecía.

La idea del ladrón recién salido de la cárcel con seria intención de reformarse pero obligado a volver a cometer un último golpe es algo que ya hemos visto demasiadas veces.

El propio Cage llevó a cabo un rol similar en la ya citada ‘60 segundos’. Tampoco es que el secuestro de la hija del protagonista sea más novedoso, sino todo lo contrario; una premisa quemada a más no poder.

Y lo cierto es que juntar ambos elementos en una sola trama no es algo necesariamente malo, si sabes mantener el interés del espectador. Y aquí ese interés es justito, justito…

Esta vez el problema no es Cage, que más o menos aguanta el tipo a base de carrerillas de un lado para otro, sino el malote de turno a manos de un histriónico Josh Lucas.

Pase que Malin Ackerman sea un florero, que Danny Huston sea un poli medio panoli absurdamente obsesionado con Montgomery  o que la hija del héroe nos importe un bledo, pero que el villano sea patético es intolerable.

Todo lo que envuelve al personaje de Vincent resulta bastante risible.

Su decadente transformación, su deseo de venganza, sus acciones (SPOILER– el asesinato del policía, así sin más –FIN SPOILER) y, sobre todo, lo surrealista que resulta acabar con él (el desenlace es más propio de un slasher con Michael Myers o Jason Vorhees).

Pero lo peor es un Josh Lucas irreconocible (no sólo por su aspecto), cargante y pasado de vueltas.

Quitando esto, la película se puede llegar a digerir sin peligro de indigestión, aunque es una lástima que el reencuentro entre Cage y West no haya dado mejores frutos.

Pasable (no sin reparos) y olvidable.

  • Vía póster | LaButaca.net

TBDC – Tu Blog de Cine | Noticias y Criticas de Cine