Chico y Rita: Un colorido homenaje a La Habana, el jazz latino y el amor

Por María José Bello N.

La última película de Fernando Trueba en codirección con el diseñador Javier Mariscal y Tono Errando es una invitación a viajar a la Cuba pre-revolucionaria de los años 40 y 50 a través de su talento musical, desde la peculiar mirada del cine de animación. Chico es un pianista habanero en búsqueda de reconocimiento y Rita una sensual mujer, con una magnífica voz, que sueña con dejar la isla para buscar la fama en Nueva York. Juntos vivirán una apasionada historia de encuentros y desencuentros que se prolongará durante toda su vida -y que tendrá como banda sonora- los ritmos del bolero interpretado conjuntamente en un concurso musical de la capital cubana.
La música es la principal protagonista de esta cinta que busca capturar el momento de experimentación que se vivió a finales de los años 40 y que empezó a dar como resultado el género del Latin Jazz. Hay constantes referencias a los íconos musicales de la época como Bebo Valdés o Chano Pozo. Las citas cinematográficas son otro de los elementos recurrentes de la película y abarcan a clásicos tan variados como Casablanca de Curtiz o Vértigo de Hitchcock.
Es muy particular la alianza creativa de dos grandes de la escena artística española para dar cuerpo a uno de los filmes de animación más originales de los últimos tiempos. Fernando Trueba es un director hispano de renombre que en varias de sus películas ha explorado temáticas relacionadas con América Latina. En el documental Calle 54 (2000) el realizador ya había realizado un trabajo de investigación en el que rinde un homenaje a los músicos más importantes del Latin Jazz. Por su parte, Javier Mariscal, es un diseñador valenciano-catalán del mundo de la ilustración, el grafismo, el interiorismo y el diseño objetual, con un estilo muy personal, que recoge influencias del comic y la cultura pop pero desde una vertiente más contemporánea. Este filme es su primera incursión en el mundo del séptimo arte.
El guión de la película cabría dentro del género del melodrama y la historia de amor de los protagonistas no destaca por una gran complejidad narrativa. El valor de la película más que en su argumento, está en su banda sonora y en los vanguardistas diseños de Mariscal, que crean una Habana reconocible por su tradicional espíritu y sus lugares característicos, pero cuya representación es abordada desde una perspectiva estética y plástica que tiene el sello de su autor. Lo mismo se puede decir para las escenas de Nueva York, una ciudad de tonalidades grises interrumpidas por las pinceladas de color de los neones nocturnos, que contrastará con la cálida capital cubana. El estilo de la animación tiene mucho de comic, con una presencia importante de trazos negros para definir los contornos y en cuanto al ritmo de los movimientos de los personajes, está clara la influencia de películas en la línea de Vals con Bashir (2008).
Una producción hispano-británica es la que sacó adelante este ambicioso proyecto en el que trabajaron más de quinientas personas. Pero Chico y Rita ya ha tenido una gran recompensa al hacerse acreedora del galardón a la mejor película de animación en la última versión de los premios Goya celebrada en el pasado mes de febrero en la capital española. Los amantes de la animación, la música jazz de vertiente latina y de la entrañable Cuba, no saldrán defraudados de esta creación original y visualmente deleitosa.

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